Un desengaño
progresivo
fue rodando en mi
seno con los años
Haciendo mella y
enraizando
Del fruto recogido el desencanto.
En un hilo cada vez
más podrido
va surgiendo a regueros lo baldío
Del maléfico todo
vale de este siglo
las telarañas de las
trampas en el nido.
Ya no creo en
pingüinos bien vestidos
Ni en la sonrisa
petulante de sus picos
Manejables desde el
tinte que los tiñe
Sin color, sin valor,
puro declive.
Y no creo en la
intención ni en las razones
del desescombro de la
voz de las acciones
En la estrategia de
avestruz que os refuerza
Ni en la convicción
que no atiende a la promesa.
Ya no creo en
palabras elocuentes
que recolectan como
sombras papeletas
Ni en antenas que
detectan seguidores
Ni en el dúo de la
rueda que se comen.
Y volveré a creer
cuando se siegue
La mala hierva de raíz
con su renombre
Y se siembre la
verdad como palabra
Devolviendo con
creces la usurpada.
J.G.S.